Los desordenes alimenticios han recibido ya un
nombre (bulimia: comidas compulsivas para luego vomitarlas; anorexia: dejar de
ingerir los alimentos debidos; por nombrar ), esto se debe, y creo que es claro
para todos, a que son consideradas enfermedades recurrentes y no mucha gente se
da cuenta de la gravedad de estos problemas.
Por lo general, este problema de salud inicia
como un transtorno psicógico en el que la persona no se acepta y llega a odiar
su cuerpo, o quizá hasta su persona. La gravedad del asunto viene de que entre
más se baja de peso, mayor es el deseo de seguir bajando y no conocen límites.
Las personas afectan su mente y su salud. Muchas veces hay una escapatoria, hay
terapias, hay incluso operaciones (porque esto es cierto, muchas veces el
cuerpo está tan dañado que necesitan cirugías o transplantes para hacerlos
funcionar de nuevo y no siempre con excelentes resultados) y debemos ser
conscientes de que el cuerpo no es algo con lo que se pueda jugar.
Sabemos que lo mejor que se puede hacer es
mantenernos sanos, y una buena alimentación nos lleva a sentirnos animados y
felices. Ahora pensemos en las personas que se matan de hambre literalmente, o
se destrozan la garganta de tanto vomitar. Es horrible imaginarlo y espero
entiendan que hay que trabajar mucho la parte del autoestima y las modas de hoy
en día.
En los medios vemos personas delgadísimas, que
quizá ni siquiera se esfuerzan tanto por tener esa figura, pero hay que
entender que todos tenemos estructuras diferentes, todos somos únicos y debemos
valorarlo. Si hacemos algo debe ser por nosotros y no por cómo nos ven los
demás, debemos actuar a tiempo y lo más importante cuidarnos y querernos,
porque somos lo más importante que tenemos.
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